Gusano Pulmonar de la rata

EL GUSANO PULMONAR DE LA RATA

La enfermedad del gusano pulmonar en las ratas es causada por un parásito llamado Angiostrongylus cantonensis. Este gusano es un nematodo que se encuentra comúnmente en las ratas y otros roedores en todo el mundo. La infección por gusano pulmonar puede ser mortal si no se trata a tiempo.

El gusano pulmonar es transmitido a las ratas a través de los caracoles y otros moluscos que actúan como huéspedes intermedios. Las ratas infectadas excretan los huevos del gusano en sus heces, que a su vez son ingeridos por los caracoles y otros moluscos. Una vez que los huevos eclosionan en el interior del huésped intermediario, los gusanos larvales se desarrollan y se vuelven infectivos para las ratas.

Estos gusanos miden aproximadamente 1 pulgada de largo y tienen una boca puntiaguda. Son translúcidos con un tinte marrón y tienen múltiples manchas oculares.

El cuerpo contiene dos secciones: una caja de huevos y una etapa larvaria. La etapa larvaria contiene ocho pares de apéndices que utiliza para penetrar en el sistema circulatorio del huésped. Una vez dentro del cuerpo del huésped, la etapa larvaria se convierte en un gusano adulto.

Síntomas del Gusano Pulmonar en las Ratas

La enfermedad del gusano pulmonar en las ratas se caracteriza por una serie de síntomas respiratorios, incluyendo tos, dificultad para respirar y pérdida de apetito. Los gusanos se alojan en los pulmones de la rata y pueden causar una inflamación significativa, lo que a su vez puede llevar a una insuficiencia respiratoria y la muerte de la rata.

Además de los síntomas respiratorios, las ratas infectadas también pueden experimentar otros síntomas, como fiebre, pérdida de peso y debilidad. En casos graves, la infección por gusano pulmonar puede causar daño permanente en los pulmones y otros órganos, lo que puede afectar gravemente la calidad de vida de la rata.

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Síntomas del Gusano Pulmonar en Humanos

Los síntomas del contagio se desarrollan, generalmente, entre una y tres semanas después de la ingestión de las larvas infectivas y pueden ser desde leves a graves, pudiendo llegar a producirse una meningitis eosinofílica.

Esta afección se produce porque, en los humanos, el parásito no puede completar su ciclo de desarrollo y queda alojado en el cerebro, provocando una inflamación de las membranas que envuelven el cerebro y un incremento de una clase de glóbulos blancos (eosinófilos) en el líquido cefalorraquídeo.

En la mayoría de las ocasiones, la infección se resuelve por sí sola, aunque ya se han documentado algunos casos mortales, ya que la eliminación de los parásitos alojados en el cerebro, puede desencadenar complicaciones serias. No obstante, la probabilidad, tanto de infección, como de desarrollar problemas graves es muy baja. Únicamente se han documentado 2.800 casos en todo el mundo.

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