Se trata de un tratamiento químico.
La madera se perfora hasta llegar al interior de la zona de resistencia.
En primer lugar se utiliza un taladro dependiendo del grosor de la válvulas a colocar, una vez colocadas las válvulas anti-retorno en las superficies de la madera se procede a la inyección de producto insecticida-desinfectante en su interior, utilizando una bomba compresora adaptada para esta función, a una presión suficiente para no degradar ni afectar la resistencia de la madera.
La madera se perfora al “tresbolillo”, en sentido longitudinal cada 25 / 35 cm, para lograr un mejor reparto del biocida protector, sin riesgo de rotura, ni pérdida de resistencia mecánica.